“Desde hace dos años no recibo sueldo, pero voy a trabajar todos los días”
La Fundación Periodistas Sin Cadenas recoge testimonios desde diferentes zonas del país. Este relato corresponde a las dificultades que enfrenta un colega afectado por la crisis de Gama TV.
08.10.2025
Trabajo en Gama TV hace 17 años, pero hace dos que no recibo mi sueldo. Aún así, cada día cumplo, me presento al canal y, como el resto de compañeros, hago mi parte para seguir transmitiendo los noticieros.
Han sido años muy duros. La situación es realmente terrible y nadie ha podido dar una respuesta. Yo tuve que vender mi carro para cubrir los gastos de mi familia y del colegio de mi hija. Hago trabajos extras, cada vez que puedo, para pagar las cuentas. He buscado otro empleo, pero el área de la comunicación está saturada y no he encontrado opciones.
Al inicio éramos como 60 afectados entre periodistas, camarógrafos, administrativos, personal de limpieza, ahora quedamos 38 personas que aún trabajamos en el canal en las oficinas de Quito y Guayaquil. Hay cerca de 30 jubilados que no han recibido sus pensiones desde hace más de tres años.
Aunque son años sin recibir lo que nos corresponde, es gracias a nosotros que el canal no ha dejado de funcionar ni un solo día.
Esta crisis empezó en 2008, cuando el canal, que pertenecía a los hermanos William y Roberto Isaías, fue incautado por el gobierno y el 95,5% pasó al Estado. Desde entonces todo se ha ido complicando para los trabajadores: se arrastran deudas por sus sueldos, liquidaciones y jubilaciones.
Desde 2020, además, la empresa tiene una deuda de las aportaciones con el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), a pesar de que a nosotros sí nos han descontado esos montos.
Durante estos años ha habido varias administraciones, pero ninguna ha resuelto nada. En la actual, que está por cumplir un año, nos hicieron tres depósitos de 100 dólares, es decir 300 dólares. Eso es lo único que hemos recibido.
Quienes han encontrado otro trabajo han renunciado, desistiendo de los pagos. Los que quedamos seguimos aguantando porque no podemos tirar a la basura tantos años de servicio, aún tenemos la esperanza que nos paguen lo que nos corresponde. Hemos puesto plata y persona para que el canal siga al aire porque el momento que se pare, perdemos todo y no habrá manera que nos paguen.
Es doloroso vivir así de una esperanza que no se concreta, con el temor de que todos estos años hayan sido en vano, con la angustia de no poder hablar porque a quienes se han quejado o han denunciado la situación en medios, los han despedido.
En agosto de 2024, hicimos una huelga y otros medios de comunicación lo cubrieron. Con eso, logramos que se nombre un nuevo liquidador — se supone que el canal debe venderse y con ello, las deudas deben ser cubiertas— pero no hemos visto resultados.
Lo que me ocurre a mí, les pasa también a mis compañeros. Muchos viven endeudados para cubrir sus necesidades, otros no se pueden jubilar porque el canal no está al día con el IESS. Hay familias que se han destruido por esta situación, personas que están en riesgo de ir a la cárcel porque no pueden pasar la pensión alimenticia a los hijos y otros que no logran cubrir las deudas de los préstamos bancarios o las cuotas de las tarjetas de crédito.
En la campaña de la reelección, el gobierno de Daniel Noboa nos ofreció pautar en el canal para que haya ingresos y así cubrir la deuda con los trabajadores, que es de más de 3 millones de dólares por pago de sueldos, décimos, aportaciones al Seguro Social. Pero hasta ahora, eso tampoco ha ocurrido.
Pedimos lo justo, nuestros salarios, indemnizaciones y jubilaciones. Ni siquiera pedimos compensaciones por los maltratos que hemos enfrentado en estos años.
Lo único que nos sostiene es la esperanza. La esperanza de que algún día podamos cobrar y tantos años de espera haya valido la pena. Pero de la esperanza no se paga el arriendo ni el bus ni las escuelas de los hijos. Y aún así, si la perdemos, ¿qué nos queda? Por eso, a diario, como sea, a pesar de todas las dificultades, la indiferencia y el absoluto abandono del Estado, nos levantamos y llegamos al canal a seguir trabajando.
Publicado el Amenazas al oficio